jueves, 26 de septiembre de 2013

COMENTARIO DE "LA MADRIGUERA"


"LA MADRIGUERA", comentario de Fidel García Martínez

Tal es el título de una novela muy digna presentada por su autora  Aurora  García Rivas el pasado día 24 en el Ateneo Jovellanos ante un público asistente, mayoritariamente femenino. En el acto intervinieron como presentadora de la autora, Virginia Álvarez-Buylla, Licenciada en Filología Inglesa, el entusiasta  y polifacético  arpista Dany y la propia autora.
El título (MADRIGUERA) ya es una pista para la interpretación de la novela que se mueve entre el intimismo y el realismo social próximo al naturalismo. Efectivamente el termino madriguera connota pequeñez y estrechez en la que viven los animales. Es una parábola del mundo  humano social y económico que trata de evocar y recordar Teresa,  de vocación pintora, pero insatisfecha de su pasado y ansiosa de que el paso del tiempo  no  denuncie su falta de amor. Por eso,  se refugia en su casa de Corullón, en la que trata en vano de recobrar una tranquilidad existencial que nunca tuvo y que el paso del tiempo, una obsesión para ella, le recuerda. La novela de Aurora García Rivas no es sólo la evocación intimista, sino en el más puro estilo realista describe, con ternura y comprensión, la vida cruda, difícil de una personajes víctimas de la pobreza y de la ignorancia, de las que se esfuerzan por salir gracias a la Matilde, una especia de madre coraje.
Aurora García Rivas nos ofrece una novela, la Madriguera, bien escrita con sensibilidad femenina, nunca ofensiva aunque trate problemática muy dura y presente ambientes degradados y con frecuencia violentos. Para ello se sirve de un estilo correcto, vivo y muy expresivo. Sorprende la minuciosidad y detallismo, que nos  dice del gran esfuerza que ha hecho la autora para recabar tanto información con nombres de lugares y personas. No busca Aurora la brillantez de la expresión, sino la exactitud de la descripción, así como la  verosimilitud de lo narrado. Esta tendencia hacia el objetivismo narrativo, no evita que en algunos momentos el lirismo emotivo y poético sea de gran efectividad. Se trata de una clara apuesta, baja la apariencia de enajenación de algunos personajes, como  Emma, en que el realismo y fantasía parecen encontrarse.

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